Iniciando el hábito del club de las 5 AM: día 21, domingo

 Hoy es el tercer domingo del reto de levantarme a las 5 de la mañana. Ayer me fui a acostar temprano, me quedé dormido escuchando cursos de marketing y desperté alrededor de las 3 de la mañana. Puse la alarma del teléfono pero no sonó. Desperté a las 5:23 AM y me levanté a realizar mi rutina diaria. Recordemos que el primer domingo me levanté a las 7 y algo, el segundo a las 5 y media y hoy a las 5:20, en las tres ocasiones sin despertador.

Así que hoy es el día 21 de mi rutina, aunque con ese paréntesis del domingo que me levanté a las 7, pero contento porque comienzo a dominar varias cosas. En primer lugar, aunque no tenga ganas, cada vez estoy interiorizando más el hábito de hacerlo igual y recordar que no siempre lo haré con entusiasmo. Es natural sentir resistencia y el desafío ahora es vencer esa misma resistencia durante las actividades del resto del día.

Me ha pasado que por las tardes me canso harto y no me dan ganas de hacer muchas cosas. Hay que seguir insistiendo pero sin castigarse mucho. Curiosamente cuando el síndrome del impostor aparece, me acuerdo que sí fui capaz de levantarme temprano y eso me anima. Es una actividad muy diferente al resto de la gente y eso también te motiva. El pensar que no eres igual a la persona que eras antes de iniciar el reto, que lo estás intentando y que ya eres una persona que está cambiando con una acción concreta. Eso sube el ánimo inmediatamente.

Al principio, acostumbrarme a hacer ejercicios, aunque son suaves, fue complejo ya que me dolía todo el cuerpo. Hoy ya no me duele tanto, y aunque me canso y de repente me cuesta hacer algunas de las repeticiones, creo que es una costumbre que ya está bastante arraigada. A continuación, he estado acostumbrándome a meditar con unos videos de Youtube de forma guiada y ya me estoy acostumbrando también a ello. Hoy practiqué la gratitud, respirando y agradeciendo y fue entretenido y refrescante. Otra práctica que estoy incorporando es apenas bajo luego de la ducha y de vestirme, a comer una pequeña mandarina. Hoy casi no lo hago porque tomé una que estaba mala y la boté, pero luego vi que quedaba otra adicional y lo reintenté. La idea, es que la fruta active mi sistema interno y luego de unos 20 minutos ya poder tomar el desayuno que por ahora consiste en una tasa de chocolate caliente y un pan normal.

Se que no es el desayuno más saludable del mundo, pero tiene 2 cosas que para mí son un desafío. Primero, no tiene azúcar ni endulzante. Hace muchos meses partí eliminando el azúcar granulada de mi vida, y lo reemplacé por endulzante (stevia en gotitas). Ya logré también eliminar dichas gotitas y ahora tomo el te, café o chocolate, sin endulzante. Claro que de repente puede haber una excepción, por ejemplo, si hay leche con plátano y esta tiene azúcar granulada o endulzante. Quizás a futuro me la prepare sin añadidos, pero tendría que ser una preparación individual ya que no puedo obligar al resto de la familia de la noche a la mañana a dejar el azúcar.

Otra costumbre es intentar tomar agua en el almuerzo en vez de bebida. Por ahora la única excepción ha sido un par de almuerzos de celebración de cumpleaños o una que otra actividad social, pero en esos casos intento que la bebida (gaseosa) sea sin azúcar, específicamente coca cola sin azúcar. Pero en la normalidad, estoy almorzando con agua mineral sin gas o con agua de la llave.

Son pequeños cambios que tal vez en lo inmediato no otorgan resultados importantes, pero que en el largo plazo deberían ser beneficiosos. Después de todo, mientras se pueda, hay que intentarlo, antes que sea el médico o la salud, quienes me lo prohíban.

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