Iniciando el hábito del club de las 5 AM: día 27, martes.

 Hoy es el día 27 levantándome a las 5 de la mañana. Quise hacer una parada el día sábado, ya que por la noche de aquel día, tenía una fiesta que terminaría muy tarde, en un lugar muy apartado y donde debía conducir nuestro auto por una carretera peligrosa de una sola vía. Esto, me tenía preocupado ya que no tenía mucho sentido forzar mi cuerpo, y a mis seres queridos, al riesgo de quedarme dormido conduciendo, además de estar apagado y cansado durante la fiesta.

Una de mis opciones era dormir una siesta, y lo intenté el día previo, que fue feriado, pero igual me dio sueño temprano a pesar de haber dormido un poco en la tarde, así que el sábado, no me levanté a las 5, sino que me levanté a las 8:30 AM luego de haber dormido 7 horas y media aproximadamente. Eso, ya que la noche anterior me acosté más tarde deliberadamente y aproveché de compartir un juego de mesa con dos de mis hijas.

En la fiesta lo pasé muy bien. Hice cosas que habitualmente no hago y que tenía ganas de hacer, como por ejemplo, bailar con mi hija, bailar con mi esposa y hasta bailar solo. Me considero un tipo que no sabe bailar, que no tiene ritmo y que generalmente no quiere hacer el ridículo, pero hice todo lo contrario, ya que me propuse dar todo lo posible para que mi hija lo pasara bien, se animara y se atreviera a participar del evento. (Ella es bien tímida también.) Adicionalmente, aproveché de hablar un poco menos y de darle espacio a mi señora para que ella pudiera conversar con otros apoderados, y aunque no era uno de mis objetivos explícitos, funcionó bien y se dio naturalmente. Y en la vuelta, cero sueño. Súper bien.

Como esto fue en la noche del sábado, el domingo me acosté casi a las 5 AM, así que no tenía sentido levantarme de inmediato. Podría haberlo intentado, pero ese domingo tenía el compromiso de ayudar a mi señora en la entrega de unos informes de sus estudios, por lo que me propuse dormir hasta medio día y descansar lo necesario. Aunque me levanté al medio día, igual hice mi rutina de ejercicios y apliqué la ducha helada, lo que considero que me hizo bastante bien. El resto del día operé con normalidad, pero, lamentablemente las tareas se extendieron y nos acostamos después de las 3 de la mañana del día lunes.

Por lo tanto, nuevamente no me levanté a las 5 por tercer día consecutivo. Lo fome, es que dentro de la negociación por irme a dormir, porque una parte de mí no quería llegar al tercer día sin levantarme a las 5, mi señora fue bastante crítica por mi nuevo hábito, ya que consideró que no iba a su favor y que le perjudicaba, entre otros temas. Como resultado, me molesté bastante y opté entonces, por no desarrollar mi rutina el día lunes, excepto la ducha fría, que sí la mantuve. Esto, me generó consecuencias durante el día. Extrañé haber iniciado con ejercicios y anduve más o menos no más con el tema de las comidas.

Al final, en la medida que uno abandona el hábito, comienza a regresar a una antigua versión de uno mismo y esa no es la idea, así que hoy martes, retomé la costumbre de levantarme a las 5, a pesar de que no alcancé a dormir el mínimo de horas recomendado. Dormí alrededor de 5 horas o un poco menos, pero acá estamos, listos para enfrentar el primer día de una nueva racha que espero dure un poco más. Al menos hasta navidad o año nuevo.

Otra cosa importante que observé, es que el nuevo hábito te persigue de cierta forma. Uno se siente raro de no realizarlo y además, por ejemplo hoy, me costó levantarme pero recordé aquellos primeros días, cuando con todo el impulso me costaba ene hacer ejercicio pero lo hacía convencido de que vendrían cosas buenas si lo intentaba. Quiero decir, que ya puedo sentir que mi mente aprendió que hay cosas que uno puede hacer a pesar de que no tenga ganas de hacerlas, pero se puede si uno tiene consciencia de que son por un fin superior.

Lo mismo sucede con las comidas. Ciertamente uno quiere recibir el placer inmediato de comer algo rico y de saciar el hambre, pero si te acuerdas que aguantarte o medirte, tendrá un beneficio superior a mediano plazo, es más fácil evitar caer en excesos, o salir de ellos. Al respecto, es bueno recordar que cuando uno come mal, le pide al cuerpo que gaste más energía de la conveniente en digerir dichos alimentos, y esto genera un cansancio que puede durar varias horas, en contra del beneficio temporal de comer algo rico. Entonces, lo que puede ser una sensación de hambre algo molesta, se puede transformar en una reserva de energía posterior para lo que sigue en tu día y eso puede permitir otros placeres como la sensación de la labor cumplida, la sensación de que estás avanzando y el cansarte un poco menos.

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