Iniciando el hábito del club de las 5 AM: día 8
Hoy se cumple exactamente una semana desde que inicié el hábito de levantarme a las 5 AM y logramos retomar luego de un día de pausa. Una de las cosas que hace más fácil levantarse es saber que tienes que aprovechar las primeras horas ya que luego debes ir a la oficina. Además, sigo pensando en que la clave es la noche anterior, porque si te duermes tarde, no sirve de mucho hacer que tu cuerpo no duerma el mínimo de horas de forma constante. Anoche, nuevamente me dormí tarde aunque me fui a la cama más o menos pasadas las 22 horas. Sin embargo, igual me incorporé a las 5, pensando principalmente en que es la forma en que voy a hacer que me de sueño antes y así acostarme a una hora razonable hoy.
Eso me hace recordar que hoy es una reunión de la oficina (encuentro con titulados) en la noche y más o menos lejos de la casa. No tengo muchas ganas de asistir, no tanto por el evento en sí mismo, sino porque significa dos problemas. Uno, es que llego tarde a la casa y eso no le agrada a la familia. Dos, porque se me atrasa la rutina al llegar tarde y acostarme tarde. Por ahora, es más probable que no vaya o que si asisto, me retire lo más temprano posible.
Ayer fue un día un poco ingrato. Dediqué gran parte de la jornada a ayudar a mi señora en un trabajo en el computador, pero al llegar la noche, ella me criticó fuertemente por estar todo el día en el computador. Imagino que fue su forma de reclamar por tener pocas actividades al aire libre con la familia, porque hace rato que no salimos, en parte por no tener dinero pero también porque las niñas se entusiasman con las pantallas, video juegos y series en Netflix. Eso realmente colapsa a la jefa de la casa. Por mi parte, entiendo que no es positivo el exceso, pero al mismo tiempo creo que ese movimiento hay que impulsarlo de a poco. No tanto porque no crea en los cambios radicales, sino porque las niñas son niñas, es decir, no tienen el impulso que podría tener uno mayor de proponerse un cambio e intentar sostenerlo de golpe.
Hablando de cambios, dicen que los hábitos se deben cambiar de a uno, y solo cuando ya se tenga más o menos dominado, iniciar otro. Yo comencé hace tiempo a tomar agua en el almuerzo de la oficina, este fin de semana empecé a tomar agua en el almuerzo de la casa, y estoy intentando, por enésima vez, comer un solo pan cada vez que se me presente la oportunidad. Ha sido muy difícil este último punto, porque desde niño he tenido debilidad por las masas y puedo comer un kilo de golpe si se me da la oportunidad. Hasta ahora lo voy intentando, y aunque el jueves o viernes, ya no lo recuerdo bien, rompí la tendencia y me comí dos panes en la once, seguiré luchando a ver cómo me va. Anoche me dolía la piel del codo de un brazo, porque se me reseca, quizás debo pensar en ello para motivarme.
Por qué cito lo de la piel, simplemente porque ese es un síntoma que me tiene preocupado ya hace uno o dos años. Se me resecaron los pies y la piel en codos, rodillas y en parte de la muñeca. Pueden ser síntomas de una eventual diabetes, y esa fue una de las motivaciones para empezar a consumir menos azucar en grano, considerando que ojalá no sea tarde pero si sigo descuidando ese consumo de azúcar, tarde o temprano quedaré obligado a eliminarla, por lo que es mejor hacerlo ahora voluntariamente antes que sea una obligación.
Lo mismo quiero intentar con el pan, es decir, disminuirlo voluntariamente antes de que se vuelva una prohibición por temas de salud.
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