Cosas nuevas no tan nuevas

Camila y Antonella aprendieron que el río no se ve de noche
Esta mañana desperté con una sensación extraña por una sencilla razón. Ayer utilicé 2 aplicaciones que siempre supe que existían, que sabía que mucha gente utilizaba pero que no las usaba porque simplemente no se había dado la ocasión.

La primera fue la famosa linterna del celular (que no la tenía instalada). Gracias al todo poderoso 3G en cuestión de segundos la pude encontrar en la tienda de Google, instalarla e iluminar el camino totalmente oscuro en el bosque entre el Restaurant de la Cascada de las Ánimas y el auto que estaba estacionado varios metros cerro arriba. Nos ahorramos varias caídas en charcos de agua y las niñas disfrutaron el paseo. Es buenísimo como alumbra esa cuestión cuando la luz tiende a cero.

La segunda fueron algunos links para ver películas por internet. Se que suena anticuado pero mis cercanos deben saber de lo ignorante que soy en materia de cine, sobre todo en cuanto a nombre de películas o actores se refiere. Soy de los que alucinan con una película del año del cuete en TV porque nunca antes la vi en otro lado. ¿Cosa rara en alguien que pasa conectado el 99% del tiempo? No lo sé, simplemente estar cautivo un par de horas en una película me cuesta, aunque cuando lo hago lo disfruto.

Si les interesa, el que más me tincó fue gnula.nu y otro que me dió mi primo ahijado fue cuevana2.tv (No los enlazaré por si las moscas)

Eso me recuerda algo que dicen algunas personas con sabiduría. Nunca digas nunca...


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