Sí, he vuelto

Siempre supe que reflexionar en Semana Santa era la clave, aunque no me las doy de fanático religioso porque desde el 8 de diciembre que no piso una Iglesia. Bueno sí, de repente paso a la Iglesia de San Francisco a saludar, porque es como mi segunda casa, pero lo que es ir a misa misa, hace rato que no voy.

Lo que pasa es que me cuesta creer que sea obligación levantarse temprano todos los domingos para ir a misa, y la verdad es que más que ir a misa lo que me gusta de esas ceremonias es meditar un poco sobre las lecturas que se hacen y mirar a las fieles bonitas que hay entre el público.

Tengo que reconocerlo, cuando era pendejo iba a puro mirar a las niñas lindas que iban a misa también, y yo creo que eso era lo único que me hacía levantarme los domingos. Ahora que lo pienso bien, ahí se debe haber originado mi costumbre de dejar sonar el despertador y ponerlo para que suene nuevamente 15 minutos más tardes una y otra vez, porque hacía lo mismo con las campanas de la Iglesia. Sonaban a las 9 y yo seguía durmiendo, a las 9 y media volvían a sonar y yo despertaba pensando que ya me estaba atrasando, y cuando ya eran prácticamente las 10 me levantaba corriendo para llegar atrasado a la eucaristía.

Y para los que creyeron que soy un fanático religioso, no se preocupen, algo de cierto puede haber. Mi día no comienza si no hay una mirada hacia la imagen de la Virgen que tengo en mi pieza, y su correspondiente saludo. Es que si no lo hago, me voy con tremendo susto, no sé por qué.

Jornada de reflexión

Así que estos días reflexioné, y harto, y también comí carne pero por despistado ya que no le supe decir que no a una vienesa que me ofrecieron, pero que conste que se me había olvidado que la vienesa era carne también. Finalmente medio enojado pero calmado porque lo importante era mantener la calma, no seguí comiendo y me encerré a ver las películas del tema.

Tremendas historias, partiendo por Jesus de Nazareth por supuesto, en su clásica versión difundida por TVN y que dura 6 horas. No se asusten, alcancé a ver las últimas 4 solamente. Luego pillé más historias entretenidas como las de Salomón, Jacob, Moisés, y el mismísimo Vía Crucis desde Roma que repitieron a media noche y que pensé que me había perdido. (No me pregunten cuántas estaciones son porque me distraje en las últimas y perdí la cuenta)

Averiguando en Internet me encontré con los significados de cada día y recordé aquellas ceremonias en las que participaba cuando era niño, como por ejemplo cuando se bendice el agua, se encienden las velas, se lavan los pies de los apóstoles, o se cubre la imagen de Jesus con una cortina púrpura.

La seguidilla de productos televisivos y algunas lecturas en Internet, terminaron la noche del sábado con la serie "El Evangelio prohibido de Judas" transmitida por NatGeo. Aunque más susto me dan los anuncios de "La semana de la biblia secreta" que se vienen a fin de mes en el mismo canal, y donde dicen por ejemplo que hablarán sobre el apocalipsis o la no existencia del Santo Grial que significaría que Jesús no resucitó o algo por el estilo.

Volviendo a la vida terrenal

Ya preocupado de temas más terrenales, también tuve la oportunidad de leer el nuevo blog de Sebastián Saavedra, un compañero de U que estudia en Valparaíso, y que me dejó una idea bastante interesante: "No hay que dejar de hacer las cosas que a uno le gustan, por la rutina"

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